lunes, 29 de junio de 2009

Capítulo 3: Conclusiones



Tras una tarde llena de desilusiones, decidí recapacitar en mi habitacion sobre todo lo que había pasado.
Creía que lo mío con Joe había terminado despues de haberle contado lo de Zac, porque no estaba segura de que me perdonase tras pensar en otro que no fuese él.
Siempre supe que Joe era un poco engreído, pero no me había importado.
Los cuatro meses que estuve con él, estuve genial: un monton de besos, caricias, paseos por la playa, excursiones al centro de la cuidad... Todo lo que una chica enamorada quiere tener.
Y es que eso era justo lo que yo quería tener, y a quien quería tener: llevaba suspirando por él todo el curso, y cuando me atreví a decirselo y me dijo que yo a él tambien le gustaba, no podía con mi alegría.
Pero todos esos momentos juntos, todo aquello vivido, se había desvanecido.
Me tumbé sobre mi cama y empecé a llorar.
Estaba echa un lio: ni siquiera sabía que hacer.
Había dejado lo nuestro con Joe por Zac, un alumno francés, al que ni siquiera volvería a ver.
Unos nudillos llamaron a la puerta:
- No estoy para nada ni nadie- dije
Alguien entró en la habitación. Sentí como se sentaba sobre la cama.
Me acarició el pelo.
- Soy yo, Mils, Ash.
Levanté la cabeza. La miré sin muchas ganas. Me volví a tumbar sobre la cama y seguí llorando.
- Miley, estamos preocupadas por ti. Demi ha llamado un montón de veces al fijo. Quiere saber que es lo que te pasa, y a mi tambien me gustaría saberlo.
Tras unos momentos de silencio, la dije:
- Solo son cosas mías. Ya se me pasarán
- Vale, ¿pero eso cuando será? Mils, eres mi hermana y te conozco muy bien... En serio, ¿que ha pasado? Ese tal Joe, ¿verdad? ¿Qué te ha echo? Cuando le coja...
Sollocé más y en realidad pensé que a mi hermana nunca le había gustado Joe y que me había apoyado cuando decidí salir con él, porque las hermanas deven apoyarse siempre, a pesar de las circunstancias.
Me levanté de la cama. Cojí uno de los pañuelos que traía mi hermana en su correspondiente caja.
Sonreí sin ganas, pero era una sonrisa voluntaria y real.
- Así me gusta, que sonrías como nadie
Me acerqué a ella y le dí un abrazo.
Un abrazo de hermana a hermana, totalmente sincero.
- Bueno, si ya estas mejor, me voy, ¿vale, guapisima?
- Vale, Ash. Gracias, te quiero mucho
- Y yo Mils- dijo mientras me daba un beso en la frente- Si necesitas algo, estoy abajo. Y si necesitas que vaya a hablar con el creído ese de Joe, para eso tambien estoy disponible.
- Mil gracias, hermanita
Cerró la puerta tras ella.
No tuve ganas de cenar.
Me tumbé sobre la cama de nuevo y pensé.
Pero esta vez no pensé ni en Joe ni en Zac.
Pensé en Nick.
En como había reaccionado cuando estuve mal en su casa.
En todo el cariño que me dió cuando me faltaban las fuerzas.
Y pensé en él como en alguien más que en un amigo.
Y a la vez, tambien pensé si me estaba equivocando con él, si de verdad é me quería, porque yo tampoco sabía bien a quien quería.
Y con ese dulce pensamiento, sin darme cuenta siquiera, me sumerguí en un profundo sueño.



Capítulo 2: Confesiones


Me ofreció un asiento.
Asentí, y me senté.
Suspiré, sin saber muy bien lo que decir.
-Ya sabes, soy todo oídos- empezó diciendo Joe- Cuentame que te pasa, Mils.
Cojí un mechón de pelo y lo empezé a enroscar en mi dedo nerviosamente.
- Bueno... Es que... No es una cosa de la que se pueda hablar así, tan tanquilamente con tu novio.
- Y... ¿Por que?
- Veras... ¿te acuerdas cuando vinieron los franceses?
- Sí, hace un par de semanas, cuando estabamos enfadados.
- Emm... haber... Te lo diré, pero no te enfades, Joe.
- Tranquila, estoy aquí para apoyarte.
- Pues... Ví a un francés cuando pasaba por la cafetería y me quedé embobada mirandole y tan solo me acordé de que llevaba una gorra roja... Le busqué por todo el instituto, pero no le encontré.
Luego, estuve hablando con Selena y me contó que en su clase, estuvo este chico y me dió su messenger.
No hablabamos mucho, porque a mí se me da muy mal el francés, pero ante todo, estuve intentandolo.
Y yo sentía que cada vez me gustaba mas, pero tambien sabía que estabas tu.
Y ahora ya no puedo dejar de pensar en él, es como algo obsesivo y... se que estas tu... pero estabamos enfadados y...
No pude seguir.
Me temblaban las piernas y cada palabra que decía, era como una puñalada para Joe.
Empecé a llorar.
Bajé la cabeza, pero enseguida la volví a subir, y pude ver la cara de Joe, detrozada, furiosa, llena de dolor.
Solo pude decir un:
-Lo siento
Salió de la habitación tan rápido como sus piernas se lo permitieron.
Cerró con un portazo.
Yo me quedé sentada en aquel puff naranja, llorando, con la cabeza entre las piernas, avergonzada de todo aquello que habia hecho.
Oí que de nuevo, se abría la puerta de la habitacion de Joe.
Subí la cabeza, pero no era él, era Nick, el hermano pequeño de Joe.
-Tranquila, Miley. Estoy aquí, ¿vale? Te he traido un zumo, para que intentes ponerte mejor. Ya sabes que mi hermano es así, dejale estar. Pronto se le pasará.
Me acarició la cara y me dió un beso en la mejilla.
- Aquí tienes- me dijo mientras me dava el vaso.
- Gracias Nick, en serio...
Transcurrieron unos minutos en silencio: él me miraba y yo me bebía el zumo de melocotón.
- ¿Estas mejor?- me dijo
- Sí, bueno...
- Pues me tienes aquí para lo que quieras y necesites, Miley.
- Gracias Nick, te lo agradezco muchisimo.
Se acercó a mí y me dió un gran abrazo.
Le dije:
- Creo que me voy a ir a casa...
- Como quieras- me dijo con una sonrisa.
Me levanté del puff, y me diriguí a la puerta de la casa.
Ví a Joe en el salón, nervioso, con una tila entre las manos dandome la espalda.
- No se que es esto, pero no me gustaría que fuese un adios definitivo- me dijo desde el fondo del salón.
- Tan solo un hasta la proxima- le dije.
Me acerqué a él y le dí un beso en la mejilla.
- Adios, Joe, ¿Nick?
- Sí- me respondió- Adios Miley y vuelve cuando quieras.
Salí de esa casa, sin muchas esperanzas de poder volver allí.